Una entrevista al poeta del dolor



"El dolor es una playa sin límites"

Francesc Valls-Calçada es un periodista y escritor catalán, cuyas fuertes poesías dedicadas al dolor no dejan indiferente al lector. A propósito de sus viajes a Israel, él narra: "En mi adolescencia, me percaté que tenía el alma judía y empecé a interesarme por el pasado judío de nuestra historia. Descubrí algo trascendente para mí: que en la expulsión de 1492 no todos habían partido; algunos judíos se quedaron forzados a convertirse al catolicismo. Gracias a mis amigos de Israel, descendientes de Tarragona del siglo XV, pude realizar muchas entrevistas y documentarme para escribir".
Le apasionan los viajes, la lectura, la naturaleza y la cocina.

¿Cómo definirías tu poesía con tan solo un adjetivo y un sustantivo?
Vida azul. La vida desde todas sus edades. Experiencia vital para amar y vivir. Del color azul, dijo Van Gogh, que no había azul, sin naranja ni amarillo. Pues eso.

Tus poemas son bastante peculiares. Si la inspiración tuviese forma física, ¿cómo sería a tus ojos?
Son ángeles que vuelan, seres etéreos que sobrevuelan el silencio. Si trato de cazarlos, con suerte apenas alcanzo sus alas. Entonces, algunas de sus plumas se quedan entre mis dedos y se convierten en palabras. Luego vendrá el trabajo, el artificio para entresacar los versos del vacío, sin corromper su esencia para destilar unas gotas de poesía.

¿Qué es el dolor? 
Una playa sin límites y una experiencia que me ha convertido en una persona diferente. El dolor es una lección de humildad y un tremendo obstáculo cotidiano, que trato de sublimar en mis versos. El dolor físico y el psíquico, son dos caras de una misma moneda y se retroalimentan mutuamente. El dolor y la depresión comparten una misma ruta de ida y vuelta en todo el mundo, no es la ruta de la seda: es la ruta de los cristales rotos. Pero de todo lo malo que nos viene, hay que aprovechar lo positivo.

¿Necesita el mundo de hoy cura?
—Se necesita terapia colectiva para alcanzar más humanidad. Más cultura, más música, más arte, más amor, más humor, más empatía, más diversidad y tolerancia con el otro; en definitiva más libertad. Pero las nuevas tecnologías de la información y su colisión con el poder establecido están cambiando de paradigma. La sólida realidad sociopolítica de las últimas décadas, ahora ya es líquida. Y, nos hundimos en ella a medida que la sombra del fascismo ensombrece el futuro de Europa. Ojalá me equivoque. 

¿Qué te gustaría que se supiera más acerca del judaísmo?
—El judaísmo es muy complejo porque se puede vivir desde diversas dimensiones: religión, filosofía, cultura, identidad, etc. Desgraciadamente los medios de comunicación, en España, suelen mostrar los tópicos del judaísmo ultraortodoxo más visceral. A veces, incluso rayando en la caricatura, obviando la cara más progresista cuando no mintiendo abiertamente. La ignorancia es la madre del odio. Ni todos los israelíes son judíos, ni todos los judíos son israelíes. Israel no es un estado perfecto y resulta difícil de defender. Pero tampoco lo son España o Francia. Por no hablar de Corea, Irán, Turquía, China, etc. No obstante, a la única democracia homologable de Medio Oriente, siempre se le exige  más y se la juzga con distinto rasero.

¿Carece la humanidad de templos?
Los templos de nuestros ancestros fueron las montañas, los ríos, mares, volcanes, animales, el firmamento, la tierra, el agua, el fuego... En cuanto a los tempos físicos construidos por la humanidad, son la búsqueda y la confirmación de la espiritualidad que emana del universo. El templo más auténtico es nuestro propio cuerpo, cuya arquitectura orgánica no depende de nosotros.

Descifra la palabra 'fe', si esta estuviese compuesta por colores y números.
El gris marengo porque me inspira dureza y misterio; y el 7, un número bíblico y cabalístico que coincide con los días de los ciclos de la luna. No concibo la fe como la voluntad de creer cualquier cosa a priori, sino como una revelación más bien intuitiva que requiere un trabajo espiritual... Así que tenemos un gran 7 de color negro y una puerta muy difícil de franquear.

Una poesía de Francesc Valls-Calçada,
de su poemario en catalán
Los laberintos del Dolor,
dedicado a los que sufren de Síndrome de fatiga crónica 

La más guapa del cementerio

Ya no tengo padre
ya no tengo madre
ni nadie que me quiera
solo me queda
un vestido de novia
como mortaja
con el que me enterrarán
después de mi suicidio.

Al cabo de los años
cuando hablen
las comadres del pueblo
aún dirán:
Tenía buena cara
la novia más bonita
del cementerio,
vestida de nube blanca.

Ya no tengo padre
ya no tengo madre
ni nadie que me quiera
solo me queda
alguien que me recuerde
y una canción alegre
que no olvide
como bailaba desnuda
sobre las aristas
de mi precipicio.

Alegraos por mí.
Ya no sufro tormentos
Pues entre flores marchitas
no existen lamentos
ni miedos obscenos
a las antiguas heridas.

Solo soy el silencio
del mármol níveo
entre las viejas ortigas,
los días quietos
a la sombra de los cipreses.

Con permiso de los gusanos
la más buena del cementerio.
Ya no tengo padre
ya no tengo madre
ni nadie que me quiera.

Foto: cedida (by Albert Saludes)





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