Un reportaje sobre el restaurante tarraconense Barquet

Desde el 'piquet' hasta el Barquet

Barquet comienza su historia allá por el lejano año 1954, cuando el restaurante ubicado en Tarragona todavía era un bar regentado por la abuela paterna de los dueños actuales, los hermanos Fidel y David Solé. Hoy en la entrada, unos  cuadros del reconocido pintor tarracounense Tomás Torné forman parte de esta peculiar decoración. «Son de mi primo», puntualiza David. Él es el cocinero del Barquet, también es sommelier. Su hermano Fidel es jefe de sala y también sommelier.



«Yo no quería ser cocinero», confiesa David, y añade que su sueño era entregarse a la ingeniería de sonido. Sin embargo, un día el padre de Tomás Torné le dijo que le había apuntado en la Escuela de Hostelería y Restauración de Barcelona, en la que también han estudiado el chef Sergi Arola y el famoso chef estadounidense de origen español José Ramón Andrés. «Fui número uno de la segunda promoción de esta escuela», narra con orgullo David. Relata que su trabajo requiere mucha dedicación.  En casa prefiere no cocinar y le cede a su mujer la preparación de la comida que casi siempre resulta algo sencillo y rápido, una ensalada de verduras, por ejemplo.

Los fines de semana, Barquet cuenta con los clientes que vienen a comer en familia, y entre semana, son más bien clientes de trabajo. El horario de 12:30 horas hasta las 15:30 horas está a su favor. Por la tarde el restaurante vuelve a abrir sus puertas desde las 20:30 horas hasta las 22 horas.

Cocina de arroces
Especializados en arroces y comida típica de Tarragona, los propietarios destacan que esto se debe en gran parte a su abuelo materno quien era pescador. «Nos gusta el mar», exclaman los hermanos que su plato preferido es bacalao con patatas y alioli. Conversando de comidas, David desvela una receta suya muy fácil de preparar en condiciones caseras:

Calamares salteados con trompetas amarillas e higos secos

En la sartén caliente se doran unos dientes de ajo laminado, y cuando tomen el color se añaden los calamares cortados a tiras. Se dan un par de vueltas y enseguida se ponen los higos secos y las setas llamadas trompetas amarillas que en Cataluña tienen el nombre de 'camagrogs'. ¡En un minuto ya está listo!

David cuenta que les visitan turistas, sobre todo del Reino Unido, Francia, Italia y Rusia. Él no quiere que la cocina tarraconense se pierda, y por esta ilusión ya tiene editados diez libros con recetas, investigación y consejos culinarios. ¿Qué opinan los extranjeros cuando entran? «¡Nos encanta!», dicen ellos y se hacen fotos con los platos. Aquí, de la carta se puede pedir un plato desde 6,60 euros que podría  ser, por ejemplo, unos mejillones, hasta un arroz con bogavante por un precio de 39 euros. Dos personas, podrían comer por unos 70 euros.

A la pregunta de cómo le fue su primer plato, el cocinero confiesa con una sonrisa que ha sido un desastre. «Hice una crepe que me salió fatal y la tiré. Tenía dieciséis años», recuerda él. Actualmente, se proponen siete postres diferentes en este local cuyo nombre se lo dio, sin querer, un cliente hace años diciendo en catalán a los antiguos dueños que su apertura sería un 'piquet', o sea, un fracaso. Y, ha sido todo lo contrario.

Foto: Rossi VAS





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