Los 100 mejores cuentos de Navidad: Anhelado por Nerea

ANHELADO POR NEREA

Aquella solitaria noche del 22 de diciembre, día de su cumpleaños, ella se fue al tenebroso bosque señalado en el sueño premonitorio como “el del duende que robaba los sueños”, en busca del suyo. Las temperaturas nocturnas rozaron los cuatro bajo cero, y la periodista temblaba de frío acurrucada en la bufanda. Durante el último mes, acomodada en el sofá con el portátil por la urgencia de los artículos pendientes por entregar, menospreció los potenciales peligros que podría haber en ese bosque, lejos de la aldea. “Odio estas fiestas en las que todos se juntan en la mesa... ¡Pero esta vez ganaré El Duende navideño!”, pensó frenéticamente cuando por la cabeza de nuevo se le pasó la entrega del premio de mejor narrador, que desde la editorial catalana organizaban cada fin de año.

La Navidad no le atraía nada, todo lo contario. Desde que perdió a su padre por esas fechas, añoraba la chimenea y los regalos de aquella época y, sobre todo, a los duendes acerca de los que él le contaba unas historias fascinantes y... “¡Y tanto que ganaré!”, balbuceó pisando con rabia las hojas muertas tiradas por el suelo mojado. Bajo la escasa luz de la luna, el susurro de la durmiente naturaleza llegó, sordo y sombrío. De atrás del pino que inclinaba sus ramas por encima de ella, se oyó un ronco crujido. Atemorizada, la mujer se giró. Contuvo la respiración e intentó examinar el lugar hundido en la oscuridad. Sin embargo, apenas veía a un metro de distancia, y, tan solo distinguió el sendero recién trazado por alguien que había pasado apresurado dejando sus huellas. La noche anterior había llovido tanto que por poco arrasa con la aldea. A Nerea le dieron escalofríos nuevamente; esta vez no solo por el frío. Justo delante, a tan solo medio metro, unos cálidos brazos varoniles la agarraron en su fuerte abrazo. El anillo macizo que tenía ese hombre, le hizo un arañazo. Seguidamente, el grito de desesperación de la mujer se escuchó ansioso, por el bosque repentinamente enmudecido. No obstante, su novio nunca llevaba anillos.

Por la mañana del día anterior, se despertó por los tiernos gemidos de él. La estaba observando con su mirada enigmática que Nerea, ni siquiera había aprendido a descifrar en el poco tiempo que le conocía. “Déjate llevar por mi energía y no te arrepentirás”, le había susurrado al oído aquella madrugada después de haberla hecho suya, utilizando su provocación seductiva. Tenía una voz melodiosa, y ella sintió el dolor dulce en la ingle. Le trajo el desayuno en la cama, la miró fijamente en los ojos y la besó con la punta de los labios. Más que un beso, parecía una mariposa de hielo dibujada en la ventana. Se fue diciéndole que iba a volver con un regalo por su cumpleaños. Por un largo rato, el denso perfume de su cuerpo corpulento quedó atrapado entre las sábanas de lino y los labios de su amada, quitándole la paz con su sabor a fresas frescas.

Entrecerró los ojos. El deseo insaciable de retenerle en Navidad le sacó las lágrimas. A veces, Aleksandar se comportaba de manera celosa, como si fuese otra persona.

Él no volvió y ella se puso a acabar los artículos, visiblemente inquieta. Sus intentos de concentrarse acabaron con la ruidosa caída del portátil al suelo, lo que le agravó el estado de ánimo. “¡No te tenía que haber creído, Aleksandar!”, murmuró como si le tuviera delante, y se inclinó a recoger el portátil. Tal vez, ¿le había prometido ayudarla a ganar El Duende navideño, inventando no sé qué historia del sueño premonitorio? Era un hombre impetuoso, cuya innata honestidad le compensaba y le hacía verse como un ángel caído. Y la periodista cayó en la trampa. A toda costa, deseaba ganar el anhelado premio, sin perder la pasión de su misterioso amante cuya mirada se le había clavado en los pensamientos. La cautivaba no tanto por venir y desaparecer de la nada, sino porque expresaba en voz alta sus deseos más íntimos. 

Aunque en ese frenesí, Nerea ignoraba algo primordial; él tenía un hermano gemelo. 

ANHELADO POR NEREA fue publicado por primera vez aquí, entre los 100 mejores cuentos de Navidad:




Foto: Pixabay imágenes 



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