Un reportaje sobre cafeterías y restaurantes

Comida rumana y tapas catalanas en el Queralt's Cafè Restaurant en Tarragona


Tres chicas de Rumanía gestionan Queralt’s Cafè Restaurant, en la calle Méndez Núñez de Tarragona. Se conocen de toda la vida. Son humildes, muy simpáticas y trabajadoras. Lo más importante es que saben cómo llevar este negocio, una vez ya acercadas a la cocina mediterránea y a la cultura de aquí, de corazón. Decididas a quedarse en Cataluña, ya sabiendo el gusto y las costumbres de los turistas y de la gente nativa,  han aprendido, con modestia y mucha aplicación, cómo se debería llevar un bar restaurante en la Costa Dorada. Narran sus historias, satisfechas del trabajo, y siempre con la inquietud de personas integradas en la sociedad tarraconense.

 “Antes vino mi madre, pero como nos echaba de menos, nos vinimos con mi hermana”, cuenta Ermina Alexie, de 24 años. Lleva en la ciudad ocho años. Antes trabajaba en un restaurante. En enero del 2017, con determinación se lanzó a dirigir Queralt’s Cafè Restaurant. Tenía sus dudas y preocupaciones, pero su madre le apoya mucho moralmente. La que en realidad prepara las comidas típicas de la cocina mediterránea y también de Rumanía, es su hermana Mădălina Alexie, de 22 años. Lleva solo un poco más de medio año aquí. Y como cocinar es lo suyo, con mucha dedicación estando todavía en su país de origen, acabó estudios de Hostelería, algo que le ayuda en su trabajo. Es muy buena cocinera, aparte aplica su sabiduría con alma y dedicando el tiempo necesario, aunque a menudo los fines de semana se tiene que preparar la comida típica rumana, para eventos de su gente. “Me subía encima del barril, para poner una jarra”, vuelve sonriente a sus memorias de los viejos tiempos, cuando de pequeña ayudaba ilusionada a sus padres en su restaurante. Su hermana Ermina recuerda que antes de venir, Mădălina le enviaba fotos de los pasteles que preparaba. “Me gustaban mucho. Pensé que esto podría ser interesante en España”, dice y añade que a ella también le encanta cocinar, pero no le sale “tan mono”.

'Cozonac' y dulces de los Balcanes 
“Yo aprendo rápido”, interviene Nicoleta Petriman, de 32 años. Diez años cuidaba a los niños de una familia invidente en Tarragona. Dice ilusionada que aquel era su trabajo, también el de animadora y monitora de Jumping Clay, pero que decidió cambiar porque puede y le gusta “hacer más cosas”. En sus memorias sobresale la imagen de su abuela amasando toda la noche el pan dulce llamado 'cozonac', que en los Balcanes se prepara en Pascua. “Ella estaba batiendo a mano los productos: harina, huevos, azúcar, cacao, pasas, nueces y rahat” (un surtido de dulces típicos de los Balcanes). Exclama que hay varios tipos de este pan dulce.

Las tres narran los platos que preparan para las fiestas que otros rumanos celebran en su bar. “Ofrecemos comidas y tapas de aquí, también platos de nuestro país”. Sus paisanos se lo piden, en varias ocasiones. Entre la variedad, destacan: 'mămăliga cu sarmale' (pan de maíz con relleno de carne, envuelto en hoja de viña), 'borş' (un caldo), 'chiftele cu smântână' (albóndigas con nata), friptura (carne de ternera al horno, macerada en vino blanco y especias), aperitivos típicos, bien ordenados y cortados en varias formas… “A menudo, los rumanos festejan bautizos con nosotras. Entonces, ponemos todo esto en un tablero”. Relatan que a diferencia de las despedidas de soltera en España, allí las hacen tipo Pijama Party.

Hablando de su tierra natal, mencionan con nostalgia que la echan de menos, pero que su vida ya está enfocada definitivamente en Cataluña. “Las familias siempre van a sufrir por nosotras porque estamos lejos, pero gracias a las videollamadas podemos vernos y hablar a menudo”, confiesa Nicoleta la que ya tiene a su novio de aquí, un joven catalán que le apoya en su trayectoria.






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