Un reportaje sobre estatuas artísticas

La sensibilidad de las estatuas de una ceramista tarraconense 


Natàlia Ferré es una ceramista tarraconense con un estilo propio de belleza particular, de las estatuas realizadas con sus manos de artista. Son tan sinceramente dedicadas a la elegancia innata de la mujer y a la frágil inocencia del niño, que dejan abierta la puerta poética de las percepciones. Una vez que uno haya pisado el umbral, le cuesta no volver a disfrutar de la singular finura de sus obras.
Piezas exclusivas, esta sería la palabra clave para determinar las estatuas expuestas en su taller en el local Nº 205 del Port Esportiu en Tarragona. Aparte, desde hace quince años mantiene su propia galería en Montblanc, donde cada dos meses renueva las exposiciones. Los admiradores del arte aquí pueden disfrutar de obras de artistas europeos y catalanes. 

“Soy muy animosa”, narra sonriente Natàlia. Nació en el 1969. Vivió en Masroig hasta los años noventa del siglo pasado, cuando se trasladó a Tarragona donde actualmente vive con su familia. Confiesa que ha estudiado para ser administrativa, pero que aquello no era lo suyo, aunque ha dedicado tres años a eso, en una oficina. Pero lo que llenaba su mundo interior de felicidad y le hacía soñar, era otra cosa: el mundo artístico de la cerámica.

“Me gustaba dibujar desde pequeña”, recuerda. En sus memorias sigue viva la imagen de “los dos pintores que vivían en la misma calle” que ella en su infancia. “No elegí el camino de las Bellas Artes porque ni siquiera sabía que existía la especialidad”, vuelve atrás en su juventud. “En Falset, una monja del colegio Santa Joaquina de Vedruna, nos hacía realizar manualidades. Yo me apuntaba siempre en la hora de patio, porque me encantaba”, dice entusiasmada. Al descubrir de cerca el universo inmenso de aquella belleza, años más tarde se apuntó en la Escola d’Art i Disseny de Tarragona, donde estudió Cerámica y Escultura y Monográfico de Pintura. También frecuentó cursos de Cerámica en La Bisbal d’Empordà, los que puntualiza, que le han ayudado mucho en su trabajo actual. Aún así, se considera autodidacta. Habla con gratitud del pintor tarraconense de origen cubano, Nelson Branly. “He aprendido mucho con él. Es un gran pintor”, dice.

Unas estatuas peculiares
Los temas que trata a través de sus estatuas las que trasmiten a la vez fragilidad y seguridad, enlazan con la inmensa vitalidad con la infancia, con la sensibilidad y la gracia de la mujer, y con la estética de los siglos XIX-XX. “Trabajo la escultura femenina e infantil porque dan mucho juego estético”, explica. Los tamaños de sus obras varían entre 80/70 cm hasta 1,60 cm. Últimamente se está dedicando a la elaboración de estatuas de formato pequeño. Le encanta “jugar con el bronce, pero también con arcilla refractaria, gres y porcelana”. Formando parte de la Associació de Ceramistes de Catalunya, desde 1994, ella ha participado en festivales internacionales de cerámica  y ferias en: Francia, Holanda, Alemania e Inglaterra. Sus admiradores franceses, alemanes y españoles le encargan “piezas personalizadas”, que suelen tener un coste cerca de los 400 euros. A diferencia, una figura pequeña se puede obtener desde los 28 euros a los 600 euros.

Visitando el taller de Natàlia, los amantes de la cerámica siempre pueden descubrir algo más para completar su propio mundo de coleccionistas, donde sin dudas, las obras de esta tarraconense darían luz y belleza a cada hogar.

Foto: cedida

    
     

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